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Pinzgauer 716 K turbodiesel

 

Este vehículo me marcó a mi de una manera muy especial, desde el mismo momento que se compró hasta el día que se vendió. Lo he halagado, adorado, maldecido, odiado …..y me tuvo completamente sometido durante 4 años.

Un buen día charlando como mi amigo Javier Velasco, en Segovia, me comento que existía un vehículo todo terreno en versión 4x4 o 6x6 de unas cualidades off road insuperables. Me habló de un cosa que en mi vida había oído, un “pinzgauer”…….bueno con esa conversación empezó toda una gran aventura.

Lo primero fue documentarse sobre él, llegando a la conclusión que efectivamente existían dos tamaños, el compacto 4x4 y el mas largo 6x6. De ellos podríamos encontrar la versión gasolina que salió a la luz allá por los años 70, y la otra diesel, mucho más evolucionada,  que saldría al mercado a finales de los 80.
Me recorrí media Europa buscando y probando un modelo u otro, probé el 6x6 y 4x4 de gasolina, muy austero, lento, ruidoso y poco potente, con una cualidades off road fantásticas pero no muy útil para el tipo de uso que yo le iba a dar, así que me decanté por el la motorización diesel. Esto ya fue más complicado de encontrar, lo sigue siendo hoy en día. A parte de los pocos ejemplares que existen, los precios son desorbitados. Por fin un buen día encuentro a un personaje através de Internet que tenia 3  Pinzgauer 716 a la venta en el norte de Suecia.

Así que un día de invierno, del mes de febrero creo recordar, mi hermano Alfonso y yo nos subimos, vía Estocolmo, a un pueblo perdido en el norte del país. Allí probamos los 4x4 diesel, uno manual y otro automático, la verdad que el terreno y la época del año fueron de los más propicios, con casi medio metro de nieve, pudimos efectivamente comprobar que se trataba de un todo terreno fuera de lo normal. Impresionante. Al final nos decidimos por la compra del automático.

La otra gran aventura fue traerlo desde el norte de Suecia a España, rodando por carretera. Fue un auténtico despropósito de viaje. Murphy, con su famosa ley se cebó con nosotros. En el viajecito de 3500kms, se nos rompieron dos tuberías de alta presión del gasoil, la batería estaba muerta y no podíamos pararlo ni para repostar, se nos fue la culata y al final cuando estamos entrando en la provincia de Segovia, se rompió toda la transmisión delantera. Más tarde, después de desguazar completamente el vehículo en nuestro taller, pude comprobar el penoso estado en el que se encontraba, y que hubiésemos llegado a casa con él, fue un auténtico milagro.

El vehículo estuvo en “hangares” más de un año, mi gran amigo y mecánico Fran y yo, nos encargamos de desmontarlo completamente, se hizo un trabajo de chinos, el vehículo, debido a la corrosión producida por la sal de los países nórdicos, se encontraba muy deteriorado.

…Y por fin un día el vehículo salió a la luz…..

El pinzgauer era único, llevaba todo aquello que se necesita para meterte en verdaderos fregados. Contaba con ejes portables o desplazados, lo que proporcionaba una altura libre al suelo desde el diferencial de casi 40 cms,  reductora, capaz de acoplarla en marcha!!!!, la podías engranar por debajo de 40 kms/h,  bloqueo de los diferenciales delantero y trasero al 100%, suspensión independiente neumática con control de balaceo, toma elevada de aire, cabrestante hidráulico de 15000 lbs, unos ángulos de ataque y salida descomunales, frenos de disco a las cuatro ruedas con doble pinza delantera, chasis tubular, donde estaban embutidos los dos árboles de transmisión. Resultaba prácticamente imposible romper algo por debajo debido a un enganchón con alguna piedra. Ese era el pinzgauer, un vehículo que permitía ir a tope y daba igual como estuviese el terreno, la suspensión lo absorbía todo. Era comodo de conducir, silencioso…. En contra tenia, que el motor estaba situado prácticamente dentro del habitáculo, y en verano se convertía en un verdadero horno. También debido a su “blindaje” mecánico, el acceso a las posibles averías era francamente complicado.
Montaba un motor de 6 cilindros turbo diesel de 2400 cc, de origen Volkswagen, de muy dudosa fiabilidad mecánica. Tenía  un problema de sobrecalentamiento que acababa por romper la culata. Esto lo intentamos solucionar con un radiador sobre dimensionado, que efectivamente funcionó.
El cambio de cuatro relaciones ZF, funcionaba de maravilla.  Para la concepción q tenia el vehiculo, vehiculo plenamente operativo en barro, roca y terrenos de montañosos, pero en arena suelta, como es el desierto, se mostraba francamente ineficaz. Esta fue la verdadera razón junto a la elevada temperatura de cabina, lo que me animó a su venta. La caja de cambios automática, debido al enorme y prolongado esfuerzo en arena se sobrecalentaba, a pesar de llevar su correspondiente radiador, y esto le hacia perder mucha eficacia. Así, combinando la perdida de rendimiento del cambio y sus 105 cv, más su elevado peso, en la arena se podía defender pero no por prolongadas jornadas como ocurriría en nuestro viaje a Mauritania. Pero esa es ya otra cuestión.

 

la preparación